Thursday, April 26, 2007
Wednesday, April 04, 2007
la custodia de mis gatas
Como se ve, en mi casa se come bien... en pocos meses Liú debe haber doblado su peso... vale, es verdad... son fotos hecha con mala leche... pero mi compañero José Manuel dice que si se entera "El Refugio" me van a quitar la custodia, como a los abuelos del niño de Asturias...
Es curioso... cuantos más padres y madres que obligan a sus niñas (y también a sus niños), desde muy pequeñas, desde antes incluso que les salgan curvas, a hacer dietas estrictas, merecerían un susto de este tipo con las autoridades.
Pienso que muchas familias están reproduciendo el sistema social que nos obliga a ser perfectos, ya desde pequeños: ajustarse al patrón social de éxito, inteligencia racional y belleza canónica (del canon de la pasarela, se entiende) se premia. Alejarse se castiga: se minusvalora la inteligencia emocional, se minusvalora la belleza que hay en la diversidad, se minusvalora el ser en definitiva mujer, y se valora en cambio ser una muñeca vacía... en definitiva es minusvalorar lo que de femenino tiene esta sociedad. Es perpetuar el patriarcado. Y todos y todas caemos en esa trampa.
Seguro que el chavalín de Asturias en cuestión tenía muchísimos riesgos para su salud... pero ¿y las niñas y los niños obsesionados con adelgazar un kilo más para tener contentos a papá y mamá? Creen que es para gustarse más a si mismos, pero... es que en el fondo también es gustar más a los padres: tener un buen tipito se refuerza, y tener algún kilo de más generalmente no. También es un riesgo para su salud, pero nadie les quita la custodia: en definitiva estos padres y madres están contribuyendo a crear seres que encajan perfectamente en el engranaje social: consumirán toda su vida muchisimos productos de belleza, se harán muchisimas operaciones de cirugía estética, razonarán mucho, serán muy inteligentes y harán mucho deporte... pero se emocionarán muy, muy poco. Solo después cuando la presión sea insoportable y descubran, como yo... todo el tiempo que he perdido tapando con mi peso y con mi preocupación la infelicidad que me producía no ser perfecto y no encajar.
Por eso, no me importa que mis gatas estén gordas, yo las veo felices, ágiles, su salud no está en peligro, y sobre todo, a ellas les importa un pimiento.
Tuesday, January 02, 2007
Saturday, November 11, 2006
Las aventuras de un gato rescatado al estilo Superman
Las aventuras de un gato rescatado al estilo Superman ( Diario Córdoba - 10/11/2006 )
Monday, October 23, 2006
una exhibición de gatos
Saturday, September 16, 2006
¿Pueden los gatos marcar una diferencia política?
¿Detrás de qué decisiones están exactamente Manolo y Margarita, los gatos de la Moncloa? ¿Y Humphrey, que asesoró nada menos que a la Tatcher, a Major y a Blair?
No lo sabremos...
Sí que estoy convencido, no obstante, de que los gatos marcan una diferencia política... Y no hay más que ver estas fotos para saberlo... ¿De donde son? ¿Madrid o Barcelona?
Pues claro... Barcelona, por supuesto. Descubrí esta casa por casualidad, muy cerca de las Ramblas. Debía ser la enésima vez que iba pero nunca antes lo había visto. Pienso que el talante de una ciudad se refleja en como trata a sus gatos. Y en Madrid tenemos esos capítulos bochornosos de los gatos del Canal, hace unos años. Barcelona en cambio tiene ese paraíso que son los alrededores del Museo Nacional de Arte de Cataluña... nunca he visto tantos gatos callejeros juntos. Y también tiene esta pared, en pleno centro de la ciudad...
Y aquí, todo son macroanuncios en las pocas paredes que se pueden ver y que no están tapadas por los andamios... que vaya paciencia tenemos los madrileños. ¿Os imaginais al alcalde destapando una fachada así? ¿A Esperanzita Aguirre? O mejor aún, ¿a Ana Botella-la-cul-pa-es-so-lo-de-e-lla, ocupándose de los asuntos sociales de los gatos -que también los tienen-?
¿Qué queréis que os diga? Para mí esto marca una diferencia... Menos mal que tengo este oasis gatuno al mirar por mi ventana, el parque, los gatos de la calle en convivencia con los gatos de los vecinos de los bajos, todos juntos -y revueltos, a tenor de los gritos durante la época de celo- entre los arbustos.
Si no, me iría a Barcelona.
Tuesday, August 29, 2006
¿Quién se ha comido a los gatos de Praga?
No lo sé... pero es la primera vez que soy incapaz de ver a los gatos autóctonos. Estoy convencido de que hace doce años vi y acaricié a los gatos checos cerca del parque de la colina Petrin. Claro que no crei que fuera el paraíso gatuno que me pareció por ejemplo, Venecia. Pero aún así. Hasta madrugué para pasear por algunas zonas menos turísticas susceptibles de ser lugares aceptables para los gatos. Nada.